La Vampira del Raval - Crítica







23/04/2012 - Teatre del Raval
Club TR3SC - Regal Club



La Vampira del Raval está basada en un personaje real que existió hace 100 años, la denominada Vampira de la calle Ponent, Enriqueta Martí.

Enriqueta Martí dedicada a la prostitución amplió su negocios secuestrando niños para prostituirlos y vender su sangre. La historia se revela cuando Enriqueta raptó a Teresita Guitart. Los crímenes de Enriqueta Martí sucedieron en un ambiente miserable, en el Raval de principios de siglo XX, lleno de callejones (enmarcado por el tema Carrerons de Barcelona) oscuros y cubiertos por la niebla. Enriqueta trasladó a Teresita a su casa. Allí había otra niña las cuales se pasaban el día encerradas en el piso. Pero en una ocasión, Teresita consiguió asomarse por una ventana y la Xafardera del barrio la vió y dió el aviso a la policia.


El descubrimiento movilizó la búsqueda de la policía, que consiguió entrar en la casa de Enriqueta Martí con la excusa de que los vecinos la habían denunciado por tener gallinas en casa. El brigada Ribot entró en el domicilio y encontró a la pequeña, quién inicialmente negaba que fuera Teresita. A partir de ese momento se procedió a detener a Enriqueta Martí y se destaparon sus atrocidades, las cuales salpicaban a importantes burgueses catalanes que podrían haber sido sus clientes habituales. Pero esto no se pudo llegar a saber porque Enriqueta murió apaleada en la cárcel y las autoridades se dedicaron a esconder la información.


Lo primero que llama la atención de esta obra musical es el teatro: el teatro del Raval. En plena Plaça del Padró, donde tuvieron lugar los secuetros de la Vampira del Raval. Además el teatro había sido previamente un comedor social donde la mismia Enriqueta había acudido. Una sala vieja, claustrofóbica sin a penas ventilación. Con una mesas cabaretenses en la primera fila del patio de butacas y la banda que toca la música en directo, vestida de la época a la izquierda del escenario.


El musical de producción propia de Juan Arias Velasco y Albert Guinovart, destaca en un cartelera donde los musicales que se encuentran son generalmente de importación. El musical solo tiene un tema que se repite (Carrerons de Barcelona) y consta de bastante representación narrada, es decir que los temas musicales son cerrados y con estribillos, no son de los que van cantando los diálogos de los personajes. La obra dividada en dos partes dura 2:45 con intermedio incluido, la cuales no se hacen para nada largas. Excepto en un algun número musical, tipo Pobre Pepito ya que alargan el dramatismo del personaje y la trama con una canción muy triste. Además la obra representada en todo de cabaret tiene puntos de humor muy destacables, sobre todo los personajes representados por un travestido Mingo Ràfols, que nos hace sonreir con La Xafardera y nos hace reir con el travesti que retoma la segunda parte. Por otro lado también contiene la narración de los atroces hechos que cometió Enriqueta con los niños, los cuales son narrados con un exquisito gusto mediante marionetas que representan a Teresita y los otros niños secuestrados, una idea muy original e innovadora. Cabe destacar también la escenografia del musical, que con un bajisimo presupuesto lográ recrear la oscura Barcelona del 1912.
En la representación del 23 de Abril, Pep Cruz no partició por lo que no podemos valorar su actuación. A pesar de que un potentisimo XXX no hizó pensar en la ausencia de Pep. Las entradas que nos asignó el ClubTr3sc fueron en el anfiteatro, localidades altamente desancosejables por la baja visibilidad del escenario, la mala acustica y porque algunos gags se hacen a pie de escenario y no se ven desde el primer piso.

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