Jueves 8 Diciembre 2011
TNC
TR3SC - 5 Euros
Poco antes de casarse, Lord Arthur Savile recibe una profecía por parte de El Gran Septimus: asesinará a alguien de su familia. Tras confirmar la predicción con otros augurios vaticinados, decide sacarse de encima el problema antes de contraer matrimonio con Sybil Merton. La familia de Lord Arthur consta de la tía-abuela Lady Windermere y sus primos lejanos los Percy, por lo que el asesinato tiene que ser uno de ellos tres antes de casarse.
Y hasta aquí podemos leer, ya que la historia, como buen texto de Oscar Wilde, tiene varios giros. Además, conforme avanza la narración se van atando todos los cabos.
Egos Teatre recupera con El crim de Lord Arthur Saville un texto clásico de Oscar Wilde, adpatándolo a una comedia musical. Aunque la esencia de la historia, una metáfora sobre el engaño y el destino, se mantiene intacta, resulta difícil reconocer la fina ironía y los diálogos ácidos habituales de Wilde en esta función ya que se sacrifican en pro de las canciones del musical. Además el musical es de los de narración de historias, por lo que no se dan canciones con estribillos pegadizos.
La escenografía es bastante sencilla, consta de un pequeño escenario con dos escaleras que utilizan a modo de teatro de espectáculos y casas victorianas. Además los músicos están repartidos por el escenario, con lo que interactúan mínimamente en la obra. Egos Teatre juega también con los vestuarios victorianos, adaptando los colores según avanza la obra.
La historia está muy bien adaptada al teatro musical. El Gran Septimus es el narrador de la historia, y va ligando el devenir de la historia con el especátulo quiromántico. Además una de las mejores adaptaciones son los personajes que interpreta el mismo Gran Septimus a modo de farmacéutica, notario o artillero. Ya que aportan la gran dosis de humor de la historia en tratarse de personajes que no llevan el peso de la trama.
Una obra 100% recomendable y que merece la pena ir a ver. A pesar de los 240 minutos de representación, no se hace para nada larga ya que entre el humor, las canciones y la trama el espectador está completamente metido durante toda la obra.
Las claves son las que están en el panfleto de la obra:
- La única cosa que se consigue diciendo la verdad es que te cojan (El Gran Septimus)
- No hay nada como el amor de un hombre casado. Es una cosa que ninguna mujer casada puede llegar a imaginar (Salomé, vedette de El Gran Septimus)
- El dinero no dan la felicidad, pero procuran una sensación tan parecida que hace falta ser muy entendido para distinguirla (Lady Windmere)
- Uno siempre tiene que estar enamorado. Esta es la razón por la cual uno nunca se tendría que casar (Mr. Percy)
- Pertenecer a la sociedad es un engorro, pero estar fuera de ella es simplemente una tragedia (Mrs. Percy)
- Más vale no poner a prueba el amor de quien dice que te quiere (Sybil Merton)
- El mundo es un escenario, pero los papeles de la obra están mal repartidos (Lord Arthur Savile)
- En la vida de un hombre solo pueden ocurrir dos desgracias. La primera: no llegar a cumplir los deseos. La segunda (quien lo diría!): Llegar a cumplirlos (Oscar Wilde)
- Con los huesos de oliva se tiene que vigilar (Egos Teatre)
Poco antes de casarse, Lord Arthur Savile recibe una profecía por parte de El Gran Septimus: asesinará a alguien de su familia. Tras confirmar la predicción con otros augurios vaticinados, decide sacarse de encima el problema antes de contraer matrimonio con Sybil Merton. La familia de Lord Arthur consta de la tía-abuela Lady Windermere y sus primos lejanos los Percy, por lo que el asesinato tiene que ser uno de ellos tres antes de casarse.
Y hasta aquí podemos leer, ya que la historia, como buen texto de Oscar Wilde, tiene varios giros. Además, conforme avanza la narración se van atando todos los cabos.
Egos Teatre recupera con El crim de Lord Arthur Saville un texto clásico de Oscar Wilde, adpatándolo a una comedia musical. Aunque la esencia de la historia, una metáfora sobre el engaño y el destino, se mantiene intacta, resulta difícil reconocer la fina ironía y los diálogos ácidos habituales de Wilde en esta función ya que se sacrifican en pro de las canciones del musical. Además el musical es de los de narración de historias, por lo que no se dan canciones con estribillos pegadizos.
La escenografía es bastante sencilla, consta de un pequeño escenario con dos escaleras que utilizan a modo de teatro de espectáculos y casas victorianas. Además los músicos están repartidos por el escenario, con lo que interactúan mínimamente en la obra. Egos Teatre juega también con los vestuarios victorianos, adaptando los colores según avanza la obra.
La historia está muy bien adaptada al teatro musical. El Gran Septimus es el narrador de la historia, y va ligando el devenir de la historia con el especátulo quiromántico. Además una de las mejores adaptaciones son los personajes que interpreta el mismo Gran Septimus a modo de farmacéutica, notario o artillero. Ya que aportan la gran dosis de humor de la historia en tratarse de personajes que no llevan el peso de la trama.
Una obra 100% recomendable y que merece la pena ir a ver. A pesar de los 240 minutos de representación, no se hace para nada larga ya que entre el humor, las canciones y la trama el espectador está completamente metido durante toda la obra.
Las claves son las que están en el panfleto de la obra:
- La única cosa que se consigue diciendo la verdad es que te cojan (El Gran Septimus)
- No hay nada como el amor de un hombre casado. Es una cosa que ninguna mujer casada puede llegar a imaginar (Salomé, vedette de El Gran Septimus)
- El dinero no dan la felicidad, pero procuran una sensación tan parecida que hace falta ser muy entendido para distinguirla (Lady Windmere)
- Uno siempre tiene que estar enamorado. Esta es la razón por la cual uno nunca se tendría que casar (Mr. Percy)
- Pertenecer a la sociedad es un engorro, pero estar fuera de ella es simplemente una tragedia (Mrs. Percy)
- Más vale no poner a prueba el amor de quien dice que te quiere (Sybil Merton)
- El mundo es un escenario, pero los papeles de la obra están mal repartidos (Lord Arthur Savile)
- En la vida de un hombre solo pueden ocurrir dos desgracias. La primera: no llegar a cumplir los deseos. La segunda (quien lo diría!): Llegar a cumplirlos (Oscar Wilde)
- Con los huesos de oliva se tiene que vigilar (Egos Teatre)
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